Los expertos nos explican cómo podemos ser más felices. Practicando ciertos hábitos en nuestro día a día que mejoran nuestro estado de ánimo.

 

La felicidad es uno de los deseos más universales y anhelados por los seres humanos. Sin embargo, ¿Qué es la felicidad y cómo se puede alcanzar? ¿Existe una fórmula mágica o un secreto para ser feliz? La ciencia ha tratado de responder a estas preguntas y ha descubierto que la felicidad depende de varios factores, tanto internos como externos, que influyen en nuestro estado de ánimo y bienestar. Hoy os contamos las 5 claves de la felicidad según National Geographic y la Revista Clara.

Uno de esos factores internos es la química de nuestro cerebro, que produce sustancias llamadas hormonas de la felicidad, como la serotonina, la dopamina o las endorfinas. Estas hormonas se liberan cuando experimentamos emociones positivas, como el amor, el placer, la satisfacción o el propósito. Necesitamos tener en nuestra vida tres componentes esenciales que debemos equilibrar y cultivar: el disfrute, la satisfacción y el propósito. Estos son los “macronutrientes” de la felicidad, y hay formas de incorporarlos a nuestro día a día. El propósito es lo que en Japón llaman ‘Ikigai‘, que significa tener una razón de ser. Tener un ikigai no solo nos hace más felices, sino también más longevos.

¿QUÉ HÁBITOS PODEMOS SEGUIR PARA ACTIVAR LAS HORMONAS DE LA FELICIDAD?

Las “hormonas de la felicidad” son los neurotransmisores que afectan a nuestro humor y bienestar. Los investigadores han comprobado que hay ciertos hábitos y emociones que provocan cambios químicos que aumentan o disminuyen esos neurotransmisores.

SÉ CONSCIENTE Y DATE CUENTA DE LO QUE SIENTES:

Arthur Brooks explica en una entrevista que no debemos rechazar la infelicidad, sino vivir todas las emociones que existen y gestionarlas de forma saludable. Para gestionar las emociones de forma saludable, es importante saber reconocerlas. Una forma de hacerlo es ponerles nombre. Esto es algo que se suele aconsejar para mejorar nuestra salud mental, y que se repite mucho en la psicología infantil, junto con la validación de las emociones. Nombrar las emociones nos ayuda a comprender lo que nos pasa, aceptarlo y luego, si hace falta, actuar en consecuencia. Pero también es una de las claves para regular nuestras emociones.

CUIDAR LAS RELACIONES SOCIALES Y MANTENERLAS SALUDABLES

La psiquiatra Marian Rojas nos dice en su libro ‘Cómo hacer que te pasen cosas buenas‘ (Ed. Planeta) que una de las claves de la felicidad es sentirse querido y acompañado. Esto se debe a que somos seres sociales y que necesitamos relacionarnos con otros seres humanos creando lazos saludables. Las relaciones nos aportan disfrute, satisfacción y propósito, los tres componentes esenciales de la felicidad que mencionaba Arthur Brooks.

El Estudio sobre Desarrollo Adulto de la Universidad de Harvard, el estudio más grande sobre felicidad que se ha hecho hasta ahora, ha demostrado que la calidad de las relaciones que uno tiene es un factor clave para ser feliz. Según el estudio, las personas que tienen más conexión con sus amigos y su familia viven más, tienen mejor salud y logran más sus metas vitales.

 

PRACTICAR EJERCICIO FÍSICO

El ejercicio es beneficioso no solo para nuestro cuerpo, que produce endorfinas que nos hacen sentir más eufóricos, sino también para nuestro cerebro, que se protege y se mantiene en forma.

Hay muchos estudios que vinculan la actividad física regular con una mejor salud mental, confirmando la famosa frase latina ‘Mens sana in corpore sano’. Un estudio de gran envergadura, publicado en ‘The Lancet’, encontró que las personas que hacían algún deporte decían tener más satisfacción en el mes anterior que las personas sedentarias. Los deportes de equipo fueron los que se relacionaron con una mejor salud mental, seguidos por el ejercicio aeróbico y los ejercicios de gimnasio.

LOS ABRAZOS, UNA DOSIS DE FELICIDAD

Los abrazos nos hacen sentir bien, pero los beneficios también se reflejan en la bioquímica de nuestro cuerpo, que genera sensaciones de satisfacción. Esto ocurre porque, al dar o recibir un abrazo, el contacto con el otro hace que produzcamos oxitocina, una hormona vinculada con la felicidad. Un estudio de la Universidad de Londres ha investigado incluso dónde es mejor poner los brazos al abrazar, la duración adecuada y la presión idónea de un abrazo.

HÁBLATE EN POSITIVO Y CUIDA LO QUE TE DICES

Nuestro diálogo interno tiene un impacto no solo en cómo nos sentimos, sino también en cómo nos comportamos en nuestra vida. Si nos hablamos con demasiada exigencia, crítica o defensa, aumentamos el ruido mental que nos impide vivir el presente y vamos creando una imagen de nosotros mismos que debilita nuestra confianza. Hay muchas formas de cambiar nuestro diálogo interno y hacerlo más positivo, pero la clave no solo está en qué decimos, sino también en cómo lo decimos, según un estudio de la Universidad de Michigan.

Los investigadores del estudio afirman que usar la segunda persona cuando nos hablamos a nosotros mismos hace que tendamos a decir frases menos negativas que cuando usamos la primera persona, ya que nos permite tomar más distancia de las emociones y tener una actitud más racional y optimista  (“tú puedes superar esto”, “este error no te define”, “confío en ti”…).